(ASTURIAS)
La ruta del Cares:
Un sendero entre Asturias (Poncebos, Arenas de Cabrales) y León (Caín)
El río Cares ha tallado este impresionante desfiladero que divide Picos de
Europa y separa el Macizo Central del Macizo Occidental cuyas cumbres en ambos
Macizos se elevan más de 2.000 metros sobre el fondo del desfiladero por donde
corren las cristalinas aguas del río Cares.
En la imagen está marcado el tramo de la ruta del Cares a su paso por los
Collaos, el punto de máxima altura en el recorrido de la ruta. Un sitio
espectacular que bien merece una visita.
El
recorrido de este desfiladero, llamado por muchos autores: La Garganta Divina,
nos permite unir Asturias con León atravesando las profundidades de los Picos de
Europa cuyas cimas nos miran desde más de 2.000 metros por encima y disfrutando
con las preciosas vistas que nos ofrecen las cristalinas aguas del río Cares y
las canales que se precipitan vertiginosamente desde las alturas hasta sus
aguas.
Esta excursión transcurre por un camino bien marcado y sin ninguna complicación
salvo su longitud, unos 12 Km de ida y otros tantos de vuelta si no disponemos
de combinación de vehículos (Poncebos en Asturias y Caín en León). También
podemos recurrir a los múltiples servicios de taxi existentes en la zona de
Picos de Europa, con su ayuda podremos disfrutar de la ruta realizándola en un
solo sentido y evitar así un cansancio excesivo sino estamos suficientemente
entrenados
A pesar de su sencillez y de la anchura del camino (más de 2 metros) debemos
vigilar pues bordea a menudo cortados que caen vertiginosamente sobre el río
Cares. Ha habido algún accidente por descuido y acercarse mucho al borde para
hacer fotos.
Se puede hacer la ruta con niños pues no tiene peligro, pero es aconsejable
llevarlos de la mano para evitar que se asomen al borde del camino. Las únicas
precauciones adicionales es llevar un calzado cómodo, no hace falta bota de
montaña o treking e ir bien provistos de agua, no encontraremos fuentes durante
el camino y en la época de verano y con el cielo despejado puede llegar a hacer
mucho calor al estar en el fondo de un desfiladero.
En pleno verano y en las horas centrales del día, si está despejado, debemos
protegernos del calor y llevar suficiente agua. Estamos en un desfiladero, por
tanto no habrá viento que nos refresque. Por otra parte en las horas centrales
el sol está en su punto más alto y en muchos tramos no contaremos con sombras,
además las paredes de Picos son de
caliza de color gris claro que reflejará el Sol, aumentando si cabe su
intensidad. Veremos el río en el fondo del desfiladero, pero no tendremos
oportunidad de bajar hasta el agua a refrescarnos. La solución ropa fresca,
gorra o sombrero y agua suficiente.
Por el contrario si hace mal tiempo, lo recorremos a primera o última hora o
fuera de la temporada estival, habrá que preveer ropa de abrigo, estamos en un
terreno de montaña y las temperaturas pueden variar considerablemente a lo largo
del día.
Si el camino de ida y vuelta resulta excesivo para nuestras condiciones físicas,
si no tenemos hábito de andar o si hacemos esta excursión con niños, el
recorrido de ida y vuelta puede ser excesivo, cabe la posibilidad de hacer solo
parte del camino y darnos la vuelta sin esperar a agotarnos.
En ese caso y sin lugar a dudas elegiría empezar por Caín, es la parte más
estrecha del desfiladero y se deben de atravesar puentes que nos permiten
disfrutar de la sensación de vacío sobre el río.
La entrada usual es desde Poncebos las carreteras de acceso están en mejores
condiciones.
Por contra el camino sale en cuesta arriba, al principio el desfiladero es mucho
más ancho y no existe esa sensación de vacío ni de encajonamiento como en la
zona de Caín, lo cual no desmerece el paisaje que contemplamos, pero para una
visita corta e incompleta el lado de Caín es más espectacular, obviamente sin
ningún riesgo en cualquiera de los dos casos si no hacemos el tonto junto al
borde del camino que da al precipicio del Cares.
___________________________
En una de las reuniones
realizadas en Valencia, nos vino a la mente realizar una buena ruta de
senderismo, y pensamos en la ruta del río Cares y así nos pusimos en marcha para
preparar la ruta.
Nos juntamos Mª Ángeles
Toribio, Luis Prado, Alfonso Martínez, Miguel Ángel Páez, Jesús Gracia y un
servidor Eduardo Ros, y acordamos realizar la ruta..., que la haríamos en Junio
de 1962.
Cada uno utilizamos los
medios que pudimos para acudir el día señalado y juntarnos en Bulnes desde donde
comenzaríamos nuestra andadura.
Empezamos la ruta en el aparcamiento del Funicular a Bulnes (El Topo), en Puente
Poncebos 200 metros de altitud.
Tras
cruzar el puente comenzamos a subir por la suave pendiente de la carretera
asfaltada que discurre en paralelo al río Cares, pasamos los distintos hoteles
que se levantan en el margen derecho de la carretera y pasamos posteriormente
por un pequeño túnel, unos metros más adelante nos encontramos un pequeño cartel
que indica (a nuestra izquierda) la senda de subida a Bulnes (1:15h) desde donde
podremos observar el Pico Urriellu en el centro de la canal. A nuestra derecha
observaremos una impresionante chorrera que discurre bajo un pequeño puente de
piedra.
Unos metros más adelante la carretera se convierte en pista de grava y un cartel
indicador nos avisa del peligro de desprendimientos de rocas (peligro real, que
nosotros pudimos comprobar, en al menos un par de ocasiones, durante la ruta),
en la margen derecha de esta pista nos encontraremos un poco antes de los
contenedores de basura, puestos por el Parque Nacional de los Picos de Europa,
un cartel que nos indica el comienzo de la senda del Cares, con la leyenda de:
Caín 3h Posada de Valdeón 6h ( Los tiempos son sin
paradas, conviene tenerlo en cuenta para calcular el tiempo a emplear).
El
sendero estrecho en un principio va ganando altura rápidamente en sucesivas
zetas para ensancharse posteriormente entre metro y metro cincuenta que
mantendrá la casi totalidad del recorrido hasta Caín.
En el recorrido hacia Caín,
esta primera parte (Hasta Los Collaos) es la mas dura, pues la pendiente es
continua, tendremos que ascender unos 250 metros de altitud a superar en unos 2
Km. de recorrido, con algún repecho con mas desnivel y pequeños escalones que
dificultan el caminar.
Pasaremos por las ruinas de
unas casas y un árbol, primera sombra en muchos metros, y una de las pocas en
toda la senda, un pequeño esfuerzo más y nos encontraremos en la parte alta de
la senda “Los Collaos” (500m.), desde la que tendremos una impresionante vista
del paisaje que esta senda nos va a brindar.
Comenzamos a descender,
bajamos unos 150 m de altitud durante los siguientes 5 km, hasta El Culiembro y
desde
allí volveremos a ascender otros 155 m. de altitud hasta Caín en otros 5 km.
para ir adentrándonos en la garganta, no sin antes disfrutar de la pequeña
sombra que nos proporciona una curiosa roca al margen derecho de la senda,
parece un árbol con el tronco de piedra.
Desde aquí, es ya un cómodo paseo hasta Caín, en el que esta garganta llamada
"La Divina" por aquello de que en sus zonas mas estrechas hay que levantar mucho
la vista para poder ver el cielo, nos ira ofreciendo todo un espectáculo de
formas en las piedras, paredes, canales, cortados y barrancos.
A los que se va uniendo una vegetación más profusa en árboles (sauces, fresnos, encinas, laurel, madroño, hayas, robles, arces, higueras y un sinfín de matorrales unidos a pequeños prados de hierba), desde la senda es visible en numerosas ocasiones y algunas a su mismo nivel, el canal de aguas rápidas construido entre 1915 y 1921 por la Compañía Eléctrica del Viesgo, que desciende desde Caín hacia la central eléctrica en Poncebos.
En si la senda fue abierta para el mantenimiento del canal, años después y acondicionada como hoy la disfrutamos en obras realizadas entre 1945 y 1950.
El agua del canal puede
servirnos para refrescarnos un poco, pero no es potable, en la ruta no hay
ninguna fuente con garantías sanitarias, por lo que tendremos que ir bien
aprovisionados de agua, teniendo en cuenta que en Caín podremos comprar agua o
bebidas en alguno de los numerosos bares.
Más adelante, la senda vuelve a sorprendernos con la excavación de pequeños
túneles en la roca, que son verdaderos oasis donde descansar a su sombra y uno
de los pocos sitios en los que corre un poco de viento, el tipo de orografía por
el que discurre la ruta, hace que la sensación térmica si el día es soleado,
desde primavera a otoño, sea muy calurosa.
El
fondo de la garganta, nos va trasmitiendo el ruido cada vez más fuerte,
provocado por el río Cares, y sus arroyos que le aportan sus aguas.
Según nos vamos acercando a
Caín, los túneles comienzan a ser más numerosos, nos encontramos con el puente
de Bolin que nos cruza al otro margen, la garganta se estrecha y gana en
vegetación dando mayor policromía al recorrido.
Enseguida nos encontraremos el puente de Los Rebecos que nos vuelve a cambiar de
margen.
En esta zona la garganta
comienza a estrecharse considerablemente y los túneles son casi continuos, es
quizás la parte más espectacular de la ruta, y la más accesible a todas las
personas por la proximidad con el pueblo de Caín.
Al finalizar los túneles
cruzamos de nuevo de margen por el puente de la presa en la que toma el agua el
canal de la central eléctrica. Avanzamos en paralelo al río, cruzando nuevamente
de margen por el Puente de los Pinteros desde el que divisamos las cercanas
casas de Caín.
Que alcanzamos en apenas unos 200 metros, sorprendiéndonos gratamente al
contemplar la belleza del paraje en el que esta enclavada esta pequeña población
leonesa. Rodeada por las cimas del Jultayu, Cuvicente, Torreblanca, Robliza y
Torre de los Cabritos.
Reponemos fuerzas en uno de sus restaurantes y tras recrearnos de nuevo con el
enclave espectacular de esta localidad, nos disponemos a realizar la vuelta,
sobre nuestros pasos, hasta Puente Poncebos.
Recreándonos con las nuevas perspectivas y la distinta luz que trasformara la belleza del recorrido.
La vuelta fue entretenida, pues no teníamos ninguna prisa ni necesidad de llegar al final por lo que como nos quedaban 3 o 4 horas de vuelta intentamos no retrasarnos mucho para llegar con la luz del día.
En Poncebos cenamos tranquilamente y dormimos hasta el día siguiente que tomamos camino de regreso, unos hacia Valencia y otros hacia Madrid, a la espera de poder volver a reunirnos para alguna nueva aventura.
PINCHA EN LA
FLECHA PARA VOLVER ATRÁS