ALTA MONTAÑA

 

 

TÉCNICA DE ESCALADA

La técnica de la alta montaña es amplía y compleja porque depende de la montaña que se quiera ascender, de la temporada en que se quiera hacer el ascenso.

En Méjico los problemas no son tan complejos como en el Himalaya, así que se puede describir la técnica en tres grandes grupos.

La ascensión a uno de los volcanes nevados se realiza contemplando principalmente el progreso individual, que consta del adecuado manejo del piolet y los crampones.

El piolet se sujeta por la cruz y con la pica apuntando siempre a la pendiente, mientras se hunde el regatón en la nieve.

Los crampones, bien sujetos a las botas deben enterrarse en la nieve para no resbalar.

En el cruce de grietas, los movimientos de la ascensión no cambian en esencia.

Los montañistas están dentro de una cordada que les da mayor seguridad en caso de caer dentro de una grieta.

Los movimientos son muy cuidadosos y generalmente se avanza con lentitud.

La escalada en hielo requiere de equipo diferente al usado en una ascensión y la técnica varía mucho al grado que puede decirse que son completamente diferentes una ascensión que una escalada.

El movimiento personal del escalador en hielo es imprescindible conservar el equilibrio dentro de la pared (o perderlo a propósito para recuperarlo con rapidez), para lo cual es muy útil...

   1.- Mantener siempre tres puntos de apoyo.

   2.- No perder, en lo posible, la verticalidad del cuerpo.

   3.- Hacer recaer la mayor parte del trabajo en los pies y las piernas. (La escalada está considerada como una continuación de la caminata, por lo tanto, el motor principal de movimiento deben ser las piernas).

   4.- Clavar la pica del piolet perpendicularmente a la superficie.

   5.- Golpear las puntas de los crampones en el hielo de tal manera que se hundan las dos y no una solamente.

   6.- Asegurarse que tanto piolet como crampones están firmemente hundidos en el hielo antes de hacer un movimiento.

   7.- Evitar enredarse con cualquier clase de cuerda, ya se trate de la de cordada, las cintas de los crampones o las del piolet. (En este aspecto la alta montaña es muy estricta en lo que concierne al orden que debe llevarse porque de otro modo se producirían accidentes).

El movimiento de cordada implica, además del movimiento personal un movimiento de dos o tres personas como máximo. Para ello es necesario que una persona escale primero colocando tornillos para el hielo como protecciones, llegue a un punto de reunión y desde ahí asegure a su o sus compañeros.

 

 PRECAUCIONES

Si usted no ha estado jamás en una montaña nevada, procure seguir los siguientes pasos:

·         Busque toda la información posible sobre la montaña que va a ascender.

·         Consiga un guía de montaña confiable. Busque referencias de él y de la compañía que le brinda el servicio. Si su guía es fiable, notificará a los grupos de rescate su destino y tendrá curiosidad de saber que experiencia tiene usted.

·         No intente tomar cursos por internet. Lo que se expone aquí y en otros sitios es sólo un panorama general.

·         Si quieres regresar a la montaña después de haber hecho su primera entrada, tome un curso de montañismo que le proporcione las técnicas adecuadas para disfrutar la montaña con seguridad.

 

Mejore su capacidad de escalada. Usted puede avanzar rápidamente en su habilidad y capacidad practicando algunas técnicas.

Mejore El Balance. Mejore su equilibrio y usted mejorará su capacidad de escalada. Hay varios ejercicios para mejorar el balance. Ponga varias vigas en la tierra. Ponga entonces en un patrón traslapado. Esté parado y haga balancear su cuerpo a ambos lados en la viga. Camine en las vigas por después del patrón. Caminata suavemente con sus manos en su lado.

Haga esto por 5 minutos al día.

 

En el muro de escalada. Atraviésese con una mano. Concéntrese en balance. Utilice sus pies para el movimiento a través de la pared, no su mano. Mantenga su mano al nivel de su pecho. Cuando usted acabe la travesía, hágala otra vez con la otra mano. Concéntrese en su centro de gravedad sobre sus pies. Ponga sus pies en una manera lisa y controlada.

 

Mejore La Colocación Del Pie. Usar sus pies correctamente es una técnica de escalada importante a dominar. Si sus pies hacen ruido cuando usted sube, es un indicador que usted necesita mejorar su técnica para la colocación del pie. Si la mayoría de sus caídas ocurren porque sus pies se deslizan, esto es también un indicador que usted necesita mejorar su técnica para la colocación del pie.

 

Ejercicios para mejorar la colocación del pie

 

Atraviese silenciosamente. Imagínese que usted está caminando encima de huevos. Camine cuidadosamente y deliberadamente. Ponga su pie una vez y no lo mueva. Preste la atención al sonido de sus pies. Sus pies no deben hacer sonidos. Suba suavemente. Esté pendiente del movimiento de su cuerpo. Todos los movimientos deben ser lisos. No se zambulla, no suelte, ni salte. El ímpetu liso debería llevarle de la posición a la posición.

Centro del balance. Mantenga su equilibrio sobre sus pies. No suba con sus brazos, utilice sus piernas. Utilice solamente sus brazos para dirigir su ímpetu.

Caída de Rodilla. Gire una cadera hacia la pared. La rodilla más cercana rota hacia abajo. Esta técnica de escalada moverá su centro de gravedad hacia la pared. Con su centro de gravedad más cercano a la pared llega a ser posible subir superficies casi verticales.

Movimiento Dinámico. Esta técnica es necesaria si usted no puede alcanzar la posición siguiente del apretón. Si es necesario saltar a la posición siguiente, utilice una técnica llamada movimiento dinámico. Incluso el movimiento dinámico debe ser liso. Aprovéchese del ímpetu para llevar su cuerpo. Mueva su cuerpo suavemente lejos de la dirección de la siguiente posición; entonces suavemente y poderosamente salte hacia la siguiente posición. Concéntrese en el apretón. El apretón es el objetivo. Salte y vuele hacia el objetivo. No tropiece con la pared. Una o dos manos deben agarrar la pared en el ápice del arco. Los pies deben ir sobre la pared en los puntos específicos. Ponga sus pies firmemente y deliberadamente. No golpee contra la pared.

Paso Alto. Ponga sus pies para arriba al nivel de la cintura y empuje hacia arriba. Esta técnica es útil cuando ninguna posición más baja del pie no puede ser encontrada.

Atasco. Esta técnica se hace con una grieta. Introduzca sus dedos o puño en una grieta, y tuérzalos. El movimiento que tuerce crea la presión y la fricción. Esta acción mantiene su puño en la grieta. Utilice la fricción de su puño contra la roca como apretón de la mano.

Reclinaje. Coloque sus dedos en una grieta o en una posición vertical del apretón. Incline su peso de su parte posterior con los brazos rectos. Ponga su centro de gravedad delante de usted a la mima vez que usted se inclina hacia atrás. Tire contra sus manos y gire en una dirección ascendente. Mientras que mantiene una mano en esta posición, alcance el otro brazo hasta el siguiente apretón de mano.

Esto también trae su centro de gravedad muy cerca de la pared. Levante sus piernas a la localización del apretón, y enganche su talón sobre la cima. El caucho en el talón del zapato de escalada se pegará al apretón.

 

TIPOS DE ESCALADA

 

Búlder. Esta forma de subir se hace sin las cuerdas. La altura no es generalmente más de 4 metros de alto sobre la tierra.

Líder. El subir de ventaja requiere una cuerda y un compañero. Mientras el trepador asciende debe acortar adentro a la pared. Cuando se cae el trepador, él cae poco más de dos veces la distancia que él está sobre el ancla.

Cuerda Superior. El compañero del trepador controla la cuerda desde el suelo (abajo). Ésta es la forma más segura de subir. Cuando se cae el trepador el compañero traba la cuerda en el dispositivo del belay (dispositivo para frenar la caída). La cuerda detiene al trepador de la caída. La distancia de la caída del trepador es generalmente un metro. Esto es debido a la holgura en la cuerda, y debido al estiramiento de la cuerda.

Escalada de Interior. Provee una oportunidad para que los escaladores entrenen todo el año, o durante el mal clima. Las paredes son artificiales. El subir de roca interior provee a la gente para aprender a subir en un lugar seguro y supervisado.

Ayuda. Planifique el ascender utilizando la técnica de escalada de ayuda.

Montañismo. Ésta es una combinación de la excursión vertical y de escalada con cuerdas. El montañero debe saber y dominar muchas habilidades. Este tipo de subir combina habilidades de el resto de las formas de escalar.

Hielo. Esta forma de subir ocurre en el hielo y la nieve. Es una forma de montañismo. Se requiere equipo específico y habilidad para subir en el hielo.

A solas. este tipo de subir se realiza sin la protección de una cuerda o de un compañero. Esto no se considera el bouldering. Sin embargo el trepador termina la actividad solamente (solo).

Pared Grande. El "acantilado de escalada" es similar a montañismo con la excepción que la actividad entera está en la superficie vertical de la roca.

 

 

Nudos de Escalada

   

Nudo Barrilito

Nudo Llano

Nudo de Pescador

Nudo Prusik

Nudo Cinta

Nudo Ocho

Nudo As de Guía

Nudo Puño de Mono

Nudo Medio

La edad de partida, un pequeño detalle

 

 

 

 

 

El momento en que comenzamos a escalar es determinante para el máximo rendimiento que vamos a poder alcanzar y, desde el prisma del aprendizaje motor, para el ritmo de la adquisición los patrones motores que requieren cada técnica de escalada. Este hecho es evidente si observamos los ritmos de aprendizaje de niños que comienzan a escalar y personas que lo hacen a edades más avanzadas. En el mismo tiempo, los niños han hecho progresos que en otra edad se tardarían mucho más en conseguir. Este fenómeno es algo parecido a lo que le ocurre a alguien que esté en la fase sensible madurativa de alguna cualidad física concreta, pues su progresión en la misma sucederá de manera exponencial comparado con otra persona que ya haya rebasado dicho período. No obstante, piensa que los aprendizajes técnicos, aunque más lentos, se pueden adquirir durante toda la vida, así que, ponte las pilas (o mejor, los gatos), y ¡a aprender!

Nivel técnico: Rendimiento VS Bagaje gestual

Los contenidos técnicos son una parte más de lo que puedes trabajar en tu entrenamiento, y para que éste sea realmente eficaz, debemos saber en qué nivel de aprendizaje de una técnica nos encontramos.

Este “nivel técnico” no tiene que ver necesariamente con nuestro nivel de rendimiento habitual, si lo que estamos haciendo es una comparación directa con el grado más o menos asentado que tenemos, a vista o ensayado, ya que este dependerá del tipo de vías, escuelas o rocas que estemos habituados a escalar. Es muy posible que hayas vivido, o que conozcas a alguien, que con un grado o nivel alto en un tipo de vías o de escalada, haya vuelto con “el rabo entre las piernas” tras un viaje a esa zona nueva que quería visitar para escalar a vista. Y es que al cambiar de tipo de roca o el tipo de vías sobre las que está acostumbrado a moverse, se encuentra con que esos patrones de movimiento adquiridos no le sirven para “nada” en este nuevo lugar, aunque para ese momento se haya planificado un buen momento de forma física, estuviese descansado para rendir, etc. Si no te mueves bien, por muy bien que estés físicamente, todo parecerá más duro de lo que realmente es. ¿Os suena?

Tanto si tu objetivo es ser un escalador polivalente como si sólo quieres mejorar tu nivel en un tipo concreto de vías, el dedicar un tiempo determinado a mejorar aspectos de tu técnica será muy beneficioso para tu rendimiento. Evidentemente, el primer objetivo es mucho más ambicioso que el segundo, y requerirá un mayor trabajo no sólo cuantitativamente hablando, a lo largo de un periodo o ciclo de entrenamiento concreto, sino también a lo largo del tiempo de forma global, pues conseguir un gran bagaje gestual supondrá mucha dedicación y tiempo de práctica voluntaria concienzuda.

Cómo hacerlo. Algunos ejercicios y consejos

Cuando nos planteamos el trabajo para la mejora de la técnica, muchas veces nos sentimos desamparados por la falta información al respecto, no en cuanto a explicaciones de las distintas técnicas, sino a cómo trabajar para mejorarlas. A continuación daré unas pautas sobre las que fijar nuestra atención para poder potenciar aspectos de nuestra técnica que nos estén limitando, pero sin referirme a ninguna técnica de progresión (en libre) de forma particular. Para esto, expondré una idea global del aprendizaje motor en la cual me basaré para exponer todo lo demás, y que viene a decir que en la ejecución de cualquier gesto técnico, existen 4 fases de difícil parcelación, que determinan la calidad de la realización del mismo, y es precisamente en cada una de ellas donde debemos pararnos a pensar si tenemos o no problemas a la hora de escalar:

FASE 1ª: La percepción de los agarres

Antes de realizar cualquier movimiento, sea de forma voluntaria o no, debemos percibir por dónde o hacia dónde debemos dirigir los segmentos de nuestro cuerpo y, para ello, necesitamos ver (o saber) que allí donde vamos a lanzar, apoyar, o coger, es el mejor sitio de todos los posibles para hacerlo.

El desarrollo de una percepción aguda y precisa lleva tiempo y esfuerzo voluntario, para poder mejorar en este sentido. Sin embargo, no sólo debemos entrenar la vista para detectar los cantos para pies y manos que usaremos, (aunque éste será el sentido principal), sino también el tacto, para apreciar lo más rápidamente posible las formas, la adherencia y el feeling que nos tiene que dar cada canto para hacer más o menos fuerza sobre él y poder quedarnos primero, y progresar a partir del mismo después.

Para mejorar los aspectos que inciden directamente en este primer punto, podemos orientar nuestro entrenamiento de forma que haya espacio para los siguientes ejercicios:

 

    Observa escalar a gente más experimentada (¿en qué se fijan ellos de la roca?, ¿cómo descubren los cantos tan rápido?, ¿cuanto tiempo pierden “buscando” apoyos para los pies?, habla con ellos e “interrógales” amablemente sobre estas cuestiones).

    Observa escalar a otra gente, incluso vídeos de escalada, e imagina dónde están las presas a las que irá el escalador en el siguiente movimiento.

    Observa la roca cuando estés escalando con “distintas ópticas”, es decir, un primer vistazo rápido con el que identifiques los cantos más evidentes (ejemplo: los marcados con magnesio, cazos o presas muy grandes…), y si no hay nada, enfoca con más precisión y comienza a buscar formas más sutiles en la roca, sobre las que después, lo más probable, es que no puedas tirar sino que deberás moverte sobre ellas (esto lo veremos luego, en ejecución…, paciencia).

    Si te encuentras escalando sin ver nada, sepárate un poco de la pared para poder apreciar agujeros o cantos escondidos que desde tu posición no logras ver.

    Observa las vías no sólo en línea recta de chapa a chapa, sino por los laterales.

    Escala todo lo que puedas en vías a vista por debajo de tu máximo nivel y en escuelas o tipos de escalada distintos y, poco a poco, ves aumentando la dificultad relativa de éstas en función de tu máximo grado a vista.

    Imagina dónde puede haber un canto que no se ve si estás en una situación en la que, de forma directa, no ves nada de nada. Esta “intuición” te la dará el escalar en muchos tipos de roca distintos.

FASE 2ª: La decisión sobre la acción a realizar

Esta fase recoge el proceso mental en el que se analiza la información del medio que hemos recogido, se busca una solución para solventar el problema que nos encontramos (el siguiente movimiento, la estabilización del cuerpo producida por un desequilibrio, etc…) y se envía la orden mediante los nervios efectores para que se realice la acción concreta. Explicado así, parece “sencillo” u obvio, sin embargo, ¿dónde está el componente de mejora que debemos perseguir? Precisamente, en la velocidad con que se encuentre esa solución más eficaz para el problema en cuestión al que nos enfrentemos, ya que, si disponemos de un gran bagaje gestual o repertorio motriz, casi cualquier situación nos será “familiar”, y nuestro cerebro recurrirá a los patrones motores que tiene archivados para saber cómo tiene que actuar en ese caso concreto para solventar con éxito la situación.

Todos sabemos que es muy difícil encontrar en roca dos pasos que sean totalmente idénticos, por lo que en la mayoría de las ocasiones, lo que acontecerá serán patrones motores generales con pequeñas variaciones que harán que ajustemos el gesto a las peculiaridades concretas del paso en cuestión.

Este caso no sería lo común en escaladores con un menor repertorio motriz en un tipo de escalada concreta, o en escaladores noveles en general, y algo también un poco distinto ocurriría en la “cabeza” de los escaladores más expertos, a los que es tan difícil sorprender con pasos o movimientos muy nuevos, que su ejecución motriz no pasa tan apenas por esta fase decisoria, pareciendo que escalan de forma totalmente involuntaria, dedicando su atención a la búsqueda de otros aspectos más relevantes de la vía, sobre todo en los tramos más fáciles de éstas. Es lo que ocurre cuando escalamos (o vemos escalar a alguien) con una fluidez inusitada, que parece que lo haga todo sin pensar.

Por tanto, si nuestros problemas se centran más en esta área de contenido, algunos aspectos que deberíamos incluir en nuestros entrenamientos serían:

    Pensar cómo solucionar un paso o secuencia de movimientos de la forma más eficaz (en plafón o roca).

    Pensar soluciones alternativas a la primera para la misma secuencia.

    Entrenar y escalar en la mayor variedad de vías posible, sobre todo a vista y bajo el máximo nivel, para favorecer el aprendizaje de estos factores.

    Diseñar vías o bloques y realizar repeticiones alternadas a los mismos, de forma que nunca hagamos dos veces seguidas los mismos movimientos. De esta forma, para nuestro cerebro, cada vez que hagamos uno de los bloques o vías, será como si lo hiciésemos “por primera vez”, e intentará crear soluciones nuevas para resolverlo.

    Escalar a vista vías cada vez más próximas a nuestro máximo nivel, incluso por encima de él (cuando ya tengamos un dominio importante del repertorio de movimientos que exige un tipo de escalada concreta, por ejemplo, sobre la que llevamos incidiendo un tiempo importante ya), para dificultar y reducir el tiempo necesario para decidir con éxito.

    Buscar siempre nuestras propias soluciones en los movimientos o secuencias que no nos salgan a la primera, innovando en la forma habitual que tenemos de movernos (tanto en roca como en panel), para aumentar nuestra riqueza gestual.

    Llegar a escalar con una mentalidad de ataque en la vía, de forma que tomemos las decisiones de los movimientos a realizar a la primera, sin dudar, asumiendo esos riesgos (siempre y cuando no haya peligros físicos objetivos), para superar nuestro nivel de escalada, sobre todo a vista.

FASE 3ª: La ejecución propiamente dicha

La calidad con que llevemos a cabo cada gesto es a lo que nos referimos en este tercer apartado, y es a lo que comúnmente se define como técnica, a la ejecución de los movimientos con el máximo ahorro energético posible. Llegar al superlativo en este sentido, supone una cantidad ingente de trabajo cualitativo en la búsqueda de la perfección de cada movimiento, para ahorrar esa energía que nos hará falta si queremos expresar nuestro máximo potencial en una vía en nuestro límite. Trabajar en la búsqueda de la perfección técnica supone trabajar en la potenciación de nuestro máximo rendimiento, y para ello, aquí van una serie de propuestas para guiar el trabajo de mejora en la ejecución:

    Practica la precisión de los movimientos (poner el pie justo donde lo querías poner, colocar el pie sin hacer ruido, colocar los pies sobre las presas como acariciándolas, coger la presa justo por donde la querías coger para no tener que realizar rebotes ni acoples de la mano con frecuencia…)

    Practica la velocidad de ejecución de los movimientos, pues contra más rápido nos movamos, menos nos cansaremos en la resolución de cada movimiento, ya que estaremos menos tiempo cogiendo cada canto mientras escalamos. Recuerda que moverse rápido no quiere decir moverse sin parar, ni moverse a una velocidad superior a aquella que nos permita desplazarnos por la vía sin cometer errores por saltarnos presas o en detrimento de la precisión de nuestros movimientos. Debes encontrar tu velocidad óptima de desplazamiento.

    Intenta realizar de forma más explosiva la primera parte de cada movimiento, para ahorrar energía al crear una inercia que debemos aprovechar, y no desplazarse de forma lenta, que hace consumir más energía.

    Coge los cantos con la mínima fuerza posible para quedarte de ellos y no derrochar energía. Este matiz tan importante se llega a dominar escalando en muchos tipos de roca, en condiciones muy distintas (de frío o calor) y, sobre todo, realizando repeticiones a bloques o secuencias de movimiento submáximas en las que vayamos aflojando la fuerza que hacemos en cada canto para percibir, con suma precisión, cual es esa fuerza mínima que necesitamos para quedarnos de un canto y no más.

Utiliza todo tu cuerpo para escalar, no sólo los brazos.

    Para aprender movimientos, posturas o situaciones nuevas, realiza repeticiones de uno o varios movimientos con recuperaciones lo más cortas posible, pero que sean tales que nunca trabajemos en estos casos ninguna repetición en fatiga. Como norma general, podemos asegurarnos un descanso más o menos completo si recuperamos entre 3 y 5 veces el tiempo que hemos tardado en realizar la secuencia. Esto se hace más patente cuando son pocos movimientos, y más difícil cuando se trata de muchos, por lo que la recomendación es que, para este caso concreto (aprendizaje de gestos o secuencias nuevas), no hagamos muchos movimientos seguidos, para no acumular fatiga, y que una recuperación del triple de lo que estemos colgados sea suficiente para volver a repetir el ejercicio.

    En niveles avanzados, deberíamos trabajar para estabilizar la técnica pero en condiciones de fatiga, pues nuestro repertorio motriz será lo suficientemente amplio y lo que nos estará limitando será, con mayor probabilidad, el sacar todo el partido posible a nuestro nivel físico en una vía concreta en nuestro límite o por encima de él. Para ello, realizar repeticiones de movimientos máximos o submáximos varias veces con recuperaciones cortas e incompletas será la clave, para estabilizar un nivel de ejecución técnica elevado en esas condiciones. Este trabajo no tiene sentido en la iniciación.

     Focalizar la atención cada vez en una cosa de las explicadas, y luego, progresivamente, en varias de ellas a la vez.

FASE 4ª: El control de nuestra ejecución

El último aspecto que determina la mejora continua y el ajuste permanente en nuestra ejecución son los mecanismos de control que tenemos, gracias a las percepciones kinestésicas que controlan nuestro equilibrio, a los órganos propioceptivos que nos informan de la posición exacta de cada segmento del cuerpo sin necesidad de verlos, a la vista, que nos permite apreciar si estamos realizando lo esperado o no y, por último, a nuestra memoria gestual, que interviene cuando escalamos en vías ya conocidas y permite adecuar nuestra actuación concreta en cada paso a cómo debería ser, en función de lo que estemos haciendo. El determinar si estamos cometiendo un error o no, y la velocidad con que lo hagamos para ponerle solución, es un mecanismo de feed-back que poseemos todos, y que también es entrenable, sobre todo mediante el mantenimiento de la concentración en la propia actuación (sería un trabajo de concentración, por tanto, si somos estrictos) y de actitud positiva, para seguir escalando hasta arriba y corrigiendo errores sobre la marcha, sin pensar que vamos a fracasar por haber cometido ese pequeño error.

Como podemos apreciar, es algo difícil trazar los límites entre lo que es puramente gesto, movimiento, técnica en definitiva, de otros procesos que intervienen para que ésta se pueda manifestar, y que se sitúan más en el terreno de las habilidades mentales que en el motriz simple y llanamente.

En esta fase en concreto, no daré más indicaciones de las señaladas, pues saber si alguien está subiendo una vía cometiendo errores o no es algo bastante relativo, ya que, pese a que nosotros sepamos “cómo va la vía” y apreciemos que alguien se mueve de forma distinta por ella, debemos recordar que no hay 2 cuerpos iguales y que la forma de resolver una secuencia de forma fácil (para uno mismo) no tiene porque concordar con la que use otro escalador, con distinta antropometría y manera de escalar.

Transferencia a situación real o del Cambio de mentalidad en la roca

El problema con el que muchos se encuentran a la hora de transferir todo el trabajo que realizan en los plafones (si sobre todo se entrena allí) es que la escalada en roca requiere un aprendizaje y práctica in-situ y, además, en cada tipo de roca será diferente. Por tanto, habrá factores o elementos que si que podremos trabajar y mejorar lejos de los sectores, pero otros será prácticamente imposible que podamos hacerlo.

Además, un segundo y último elemento que deberíamos tener muy en cuenta es que, si lo que nos importa es la mejora de uno o varios aspectos concretos de nuestra técnica, tenemos que ir a la roca con la cabeza centrada en eso, en escalar para mejorar la técnica, centrando nuestra atención en aspectos concretos que nos hayamos propuesto de antemano, pasando a un segundo (o último) plano el encadenar tal o cual vía o grado, algo que fomentará la preocupación por lo que no importa ahora, que es mejorar primero para alcanzar después un mayor rendimiento.

Pautas para la mejora constante: La evaluación o valoración de nuestros progresos.

Puede “chocar” que la técnica sea un contenido que debamos trabajar siempre, desde la iniciación hasta aquellos momentos en que pensamos que un trabajo enfocado a la mejora técnica no va a reportar mayores beneficios que los ya conseguidos. Escaladores de alto rendimiento (competidores de copa del mundo, por ejemplo), dedican un tiempo exclusivo en algunas de sus sesiones a la mejora pura y simple de la técnica.

En mi opinión, el trabajo técnico debería ocupar una parte importante en el entrenamiento de todo escalador que quiera realmente mejorar su nivel, siendo además un factor determinante del rendimiento que se puede mejorar durante toda la vida, a diferencia que las cualidades físicas (por ejemplo), en las que su trabajo constante harán que mejoremos durante un tiempo y, llegada cierta edad, tan sólo harán que nos mantengamos o perdamos el nivel alcanzado con menor velocidad.

Para esto, tenemos que ser críticos con la forma en la que alcanzamos los logros en nuestra carrera, y no sólo con nuestro rendimiento como lo único definitivo o importante. Si somos capaces de apreciar que, aun habiendo encadenado una vía, hemos escalado no del todo bien, cometiendo demasiados errores en la colocación de pies, o haciendo demasiada fuerza en según que cantos, o habiendo dudado en cómo realizar tal o cual movimiento, estaremos en el camino de la mejora constante, algo que además de poder durar toda la vida, nos enriquecerá mucho más que el mero hecho de haber encadenado una vía y ya está.

 

 

 

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